Vaso de 8 ml: ¿Para qué sirve y en qué contextos se usa?

Un vaso de 8 ml, un recipiente pequeño diseñado para medir cantidades exactas de licor en la preparación de cócteles. También conocido como medidor de cócteles, es la pieza más pequeña pero más precisa de cualquier bar casero o profesional. No es un vaso para beber, sino una herramienta de precisión, como una cuchara de medir en la cocina. Si alguna vez has visto a un barman usar un instrumento de dos brazos con marcas en cada lado, ese es el jigger, un instrumento de medición con dos cavidades, una de 8 ml y otra de 15 ml o 30 ml, y el vaso de 8 ml es exactamente la mitad de esa herramienta.

Este tamaño no es casual. En la ciencia de los cócteles, 8 ml es la cantidad perfecta para un toque de licor fuerte, un toque de sirope, o un chorrito de amargos. Por ejemplo, un buen Old Fashioned necesita solo 8 ml de azúcar en forma de jarabe, y un Negroni equilibrado requiere 8 ml de Campari para no dominar el gin. Si usas una cuchara o un vaso de agua para medir, estás jugando a los dados con el sabor. El jigger, el instrumento que incluye el vaso de 8 ml como una de sus partes fundamentales, elimina la adivinanza. Y aunque parezca pequeño, su impacto es enorme: un cóctel mal medido es un cóctel mal hecho, sin importar qué tan caro sea el licor.

En bares de alta gama, incluso los vasos de 8 ml se eligen por su material: cristal fino que no retiene sabores, o acero inoxidable que se limpia rápido y no se empaña. No son decorativos, son funcionales. Y aunque muchos piensan que solo los profesionales los usan, en casa también importa. Si quieres que tu gin tonic no quede demasiado dulce, o que tu Manhattan no se vuelva amargo, necesitas controlar cada gota. Eso es lo que hace diferente a un cóctel bueno de uno excelente.

Lo que encontrarás en esta colección no son solo artículos sobre vasos grandes o copas elegantes. Aquí se habla de lo pequeño que marca la diferencia: cómo se usan los jiggers, qué pasa si mides mal el licor, por qué algunas copas no son para brindar y otras sí, y cómo el orden de las copas en la mesa también influye en cómo se disfruta lo que bebes. Todo gira alrededor de la precisión, la intención y el respeto por el ritual de beber bien.