80 onzas de agua: cuántos vasos son, qué copas usar y cómo medirlas bien
80 onzas de agua, una cantidad común de líquido para mantener la hidratación diaria, especialmente en rutinas de salud o deportivas. También conocida como 2.37 litros, esta cantidad no es casual: es el estándar que muchos nutricionistas recomiendan para adultos activos, y se distribuye en aproximadamente 10 vasos de 8 onzas cada uno. No es lo mismo beber 80 onzas en una botella gigante que repartirlas en vasos adecuados. La forma, el tamaño y hasta el material del vaso influyen en cómo te hidratas sin darte cuenta.
Vasos de agua, esos recipientes que usas en casa, en la oficina o en eventos, no son todos iguales. Un vaso de 8 onzas —el más común en hogares y restaurantes— contiene 237 ml, no 8 ml como muchos creen. Si usas vasos más grandes, como los de 12 u 16 onzas, necesitas menos vasos para llegar a 80 onzas, pero pierdes control sobre tu ingesta. Y si usas copas de vino por error, te puedes quedar corto sin darte cuenta. Cristalería, el conjunto de vasos y copas que se usan en la mesa, no es solo para vino o cócteles: también es clave para beber agua con precisión. La etiqueta de la mesa pone la copa de agua a la izquierda, pero eso no garantiza que sea el tamaño correcto. Muchas copas de agua en servicios formales son más pequeñas, de 6 u 8 onzas, diseñadas para rellenar con frecuencia, no para contener todo el líquido de una vez.
Si estás tratando de cumplir con 80 onzas al día, no basta con beber. Tienes que medir. Usa un vaso marcado, o mejor aún, un jigger, el medidor profesional que los barmans usan para dosificar licor. Sí, el mismo que usan para cócteles. Es preciso, fácil de leer y te ayuda a no subestimar cuánto estás bebiendo. Si no tienes uno, una taza medidora de cocina sirve. Lo que no sirve es adivinar. La hidratación no es una estimación: es un hábito que requiere herramientas.
Y si piensas que solo los deportistas necesitan 80 onzas, te equivocas. Mujeres de 50 años, personas en climas secos, quienes toman medicamentos que deshidratan o simplemente quienes sienten fatiga constante, también lo necesitan. El cuerpo no distingue entre agua en una botella o en un vaso de cristal: lo que importa es que llegue. Pero usar un vaso de plástico duro que parece vidrio, como el policarbonato o el PETG, puede hacer que te olvides de cuánto has bebido porque no ves el nivel. El cristal, en cambio, te muestra cada gota. Eso cuenta.
En esta colección encontrarás guías prácticas que te ayudan a entender no solo cuánto agua beber, sino cómo hacerlo con los recipientes adecuados. Sabrás qué vaso usar para no equivocarte, cómo identificar si tu cristalería es de calidad, por qué el orden en la mesa importa incluso para el agua, y cómo guardar tus vasos para que duren años. No se trata de lujo: se trata de hacer lo básico, bien.