Errores comunes en la medicación de niños y cómo evitarlos

Cuando un niño necesita medicación, el cuidado debe ser extremo. Un error pequeño en la dosis o en la forma de administrar un medicamento puede causar problemas graves. Aquí te explicamos los fallos más comunes y cómo asegurarte de que tus hijos estén seguros.

¿Por qué ocurren los errores en la medicación infantil?

Muchas veces los errores vienen por confundir la dosis o la frecuencia. Por ejemplo, usar la cantidad para un adulto en un niño, o no respetar el intervalo entre tomas. También puede pasar que no se use el tipo de medicación adecuada para la edad, o que se combinen fármacos sin saber si interactúan.

Otro aspecto a considerar es la forma de medir la medicina. Usar cucharas de cocina en lugar de jeringas dosificadoras puede llevar a errores en la cantidad exacta. Por eso, siempre conviene utilizar los instrumentos que vienen con el medicamento, y leer bien las instrucciones.

Consejos prácticos para evitar errores al medicar niños

Primero, consulta siempre con el pediatra antes de dar cualquier medicamento, incluso si parece algo simple. Sigue la receta al pie de la letra y nunca des más o menos dosis para "ir más rápido" o "evitar molestias".

Si el niño está tomando varios medicamentos, mantén un control escrito de qué se administra y cuándo. Así evitarás confusiones o sobredosificaciones. Además, evita usar medicamentos caducados o mal almacenados, ya que podrían ser menos efectivos o inseguros.

Por último, si tienes dudas sobre una medicación, sobre cómo medirla o los posibles efectos, no dudes en preguntar al médico o farmacéutico. Y recuerda que el seguimiento del niño durante el tratamiento es clave para detectar cualquier reacción inesperada a tiempo.

Medicar a un niño es una responsabilidad seria, pero con atención y buenas prácticas puedes prevenir errores y cuidar su bienestar. La clave está en la precisión, la comunicación con los profesionales y en seguir cuidadosamente las indicaciones.